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Epidemiología del alcoholismo: estudios socio – demográficos en una ciudad brasilera (página 2)



Partes: 1, 2

Si bien la epidemiología juega un rol importante
en la comprensión de los riesgos para
el desarrollo del
alcoholismo o
de cualquier otro trastorno, no se puede establecer que la
asociación o correlación del mismo con determinadas
variables
establece una causalidad. Para ello hay que vincular los estudios
epidemiológicos, empíricos, con investigaciones
psicológicos y establecer un modelo
teórico, explicativo del origen y mantenimiento
del alcoholismo (McBeth y Cordingley, 2009).

Como señalara Carlini (2008), lo que hay que
hacer ahora en Brasil es entrar
en una nueva línea de trabajo para
entender el "cómo" y los "por qué" del
fenómeno. Por medio de la pesquisa cualitativa, se deben
entender los "cuando" y "por qué" y no apenas atenerse al
"cuanto" del fenómeno.

Entre las numerosas variables usadas para describir la
distribución de un evento, el sexo y la edad
son las más empleadas. Dos razones explican esta
preferencia: la enorme variabilidad de las características
de la salud en
relación al sexo y la edad, y la facilidad de
obtención de estos dos datos.

La manera en que vamos a clasificar las
características de las personas en esta pesquisa es en un
sentido socio-demográfico: social (estado civil,
salario,
ocupación, escolaridad, creencias religiosas,
convivencia), y demográfico (edad y sexo).

La observación de estas variables es muy
útil para el establecimiento de hipótesis etiológicas. Se puede
encontrar una descripción de las mismas en su
vínculo con el proceso salud
– enfermedad, en Pereira (2003).

Metodología

El objetivo de
la
investigación es conocer los datos socio –
demográficos de alcohólicos evaluados en San Juan
del Rey (SJDR), Minas Gerais, en dos períodos
diferentes.

La muestra utilizada
es de conveniencia o intencional, ya que está constituida
por aquellos sujetos que se ajustaban a nuestro criterio de
alcohólicos, que no estuviesen en estado de embriaguez ni
con síntomas de abstinencia, sin patología
psiquiátrica severa y con consentimiento de participar en
la investigación.

La muestra es de 255 sujetos y está integrada por
alcohólicos con y sin tratamiento, y por
alcohólicos que recayeron y por otros que están
abstinentes. La primera investigación se realizó en
1995 y la segunda en el 2007.

De manera integrada, los sujetos proceden de
Alcohólicos Anónimos (67), Clínica Villa
Esperanza – APADEQ (85), cuatro Puestos de Salud Familiar de SJDR
(32), Hacienda de Recuperación de Carmo da Mata (11),
Universidad
Federal de San Juan del Rey –UFSJ- (8), casos sugeridos por
líderes eclesiásticos en 5 Barrios de SJDR (27),
Alcohólicos conocidos por los trabajadores de la
Universidad (15), familiares de los que asistían a Al-Anon
(7)

Análisis y
discusión de los resultados

A continuación se presenta las diferentes
variables objeto de análisis tanto para la muestra general como
para cada uno de los grupos: sujetos e
recaída e sujetos en abstinencia. Partimos de Pereira
(2003) para determinar las variables de estudio.

Tabla 1 – Procedencia

1999

2007

Total

Sã£o Joã£o
del Rei

100 (100%)

91 (58,7%)

191 (74,9%)

Interior M. Gerais

0 (0%)

64 (41,3%)

64 (25,1%)

100 (100%)

155 (100%)

255 (100%)

Aunque la investigación se haya realizado en
Sã£o Joã£o Del Rei (SJDR), la
procedencia de os casos es también de otras ciudades del
interior, especialmente en el 2007. En total, tres cuartos de los
casos proceden de SJDR.

Tabla 2. Distribución por
sexos.

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Leyenda: Con tto. – Con tratamiento

Sin tto. – Sin tratamiento

Rec. – Recaída

Abst. – Abstinencia

Con relación al sexo observamos en la muestra
total, una relación hombre/mujer de 6/1,
que resulta muy similar en las dos fechas. Alonso (1999) en
pesquisa realizada en SJDR, en 100 alcohólicos (50 con
tratamiento y 50 sin tratamiento), encontró una
relación 5,6/1 siendo menor la proporción entre los
que no tenían tratamiento (4,5/1) que en los que
recibían tratamiento (7,3/1). En los155 alcohólicos
estudiados por Alonso (2007), 105 en recaída y 50
abstinentes, encontró en el grupo de
recaída una relación 4/1, y en los abstinentes, de
24/1, existiendo una diferencia significativa al nivel de 0,05
(p= 0,012), lo cual pode indicar, bien que las mujeres se
rehabilitan menos o que apenas asisten a Alcohólicos
Anónimos.

Resende y cols. (2005) en 25 casos estudiados en la
Clínica APADEQ de SJDR durante 2002, encontró un
80% de hombres. Bandeira y cols. (1997) en estudio realizado en
clase social
baja en la ciudad de Barbacena (Minas Gerais) encontraron un
83,5% de hombres. Vasconcelos e Neto (1997) señalaron la
existencia de 98% de hombres en la muestra estudiada.

Simã£o y cols. (1996) cita a Almeida y
Filho, los que en 1992 realizaron una pesquisa en tres ciudades
brasileras, evidenciando una prevalencia global de abuso /
dependencia alcohólica de 15,4% en hombres y de 1,3% en
mujeres. Siqueira y cols. (1993) registraron en su levantamiento
una relación entre hombre y mujer de 11 a 1.

Leal y García (2004) en 49 grupos de
Alcohólicos Anónimos de Espírito Santo,
integrado por 289 miembros, encontraron un 91,7% de
hombres.

Schuckit (1991) dice que más de 2/3 de los
hombres en los países occidentales beben ocasionalmente o
con más frecuencia, con una proporción hombre/mujer
de aproximadamente 1,3/1.

Nuestras cifras confirman la relación establecida
en la mayoría de las investigaciones, tanto para aquellos
alcohólicos que reciben tratamiento en las clínicas
como en AA..

Para Romo y Gil (2006), en las últimas
décadas se observa un aumento progresivo en el uso de
substancias «legales» entre las mujeres (tabaco, alcohol y
psicofármacos). No obstante el crecimiento del alcoholismo
femenino todavía existe una diferencia notable con el
alcoholismo masculino. En concordancia con esto, se puede decir
que la condición de género
establecida socialmente, acepta por un lado y rechaza por otro,
ciertos comportamientos y patologías en las mujeres. Ellas
asisten menos al tratamiento en clínicas o a
Alcohólicos Anónimos, tal vez porque no quieren que
sea conocido su consumo y
así evitar la crítica
social. Esto se evidencia porque el consumo de bebidas lo
realizan más en las propias casas; también puede
considerarse el hecho de que deben permanecer más tiempo en las
mismas, por su condición de mujer y madre, lo cual limita
su asistencia a tratamientos, por lo cual el alcoholismo se
expresa a un nivel privado, no público, lo que se
evidencia en la poca participación en AA.

Según Gómez (2006), una de las
características más habituales en el alcoholismo
femenino es su ocultismo, fruto en muchas ocasiones de un gran
sentimiento de culpa.

Tabla 3 – Edad promedio

1999

2007

Total

X = 38,1

X = 44,05

X = 41,07

Con relación a la variable edad, tenemos una
media (X) de 41,07 años, existiendo una diferencia de seis
años entre los sujetos de los dos estudios.

En las pesquisas de Alonso (1995, 1997) no existieron
diferencias significativas entre los grupos con tratamiento y sin
tratamiento, y entre recaída e abstinencia (p =
0,071).

Siqueira y cols. (1993) también encontraron en
120 alcohólicos una media de 39,2 años, con
solamente un 4% por encima de los 60 años. Vasconcelos y
Neto (1997) una edad media
similar, 41 años; Borini y Silva (1992) hallaron
39,6.

En estudio con 49 grupos de AA en Espírito Santo
(289 miembros), se encontró una media de 44 años
(Leal y García, 2004).

Un primer punto a ser considerado en el tratamiento del
alcoholismo es el hecho de que muchos alcohólicos no
reconocen la necesidad de tratamiento. Generalmente se presentan
para tratamiento después de una historia de alcoholismo de
años o décadas. (Reinecker, 1988).

Tabla 4 – Distribución por grupos
etáreos

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Un análisis por grupos etáreos revela que
los grupos más frecuentes son aquellos comprendidos entre
31 y 50 años, siendo menos frecuente entre los más
jóvenes y los más viejos, lo que se aproxima a una
curva normal. Igual que en la tabla anterior, se aprecia que la
muestra del 2007 tiene personas con mayor edad.

Alonso (1999) encontró en los grupos de
alcohólicos (50 con tratamiento, 25 de ellos en la
Clínica APADEQ y otros 25 en AA) y 50 sin tratamiento, que
el consumo de alcohol se da con más frecuencia en el grupo
30-39, y en general, en personas con edades entre 20 y 59.

La pesquisa de Alonso (2007) reveló
prácticamente también una curva normal para el
grupo de alcohólicos, lo cual se expresa igualmente en los
diferentes subgrupos.

Simã£o y cols. (1996), Simã£o
(1997) también destacan que el grupo etáreo 30-49
es el predominante. Alonso y Sandoval (1997), Siqueira y col.
(1993) también encontraron resultados
similares.

Nuestros resultados confirman los de otros
investigadores. Es comprensible que existan menos jóvenes,
dado que el alcoholismo es una enfermedad que atraviesa por
distintas fases, siendo la dependencia más frecuente
después de los 20 años e inclusive los 30
años (DSM-IV, 1998); también que existan menos
personas mayores de 60 años, además de otros
factores que aumentan la mortalidad en Brasil, el alcoholismo
reduce la vida en más de 10 años, debido a los
accidentes,
suicidios, enfermedades digestivas
crónicas, enfermedades
cardiovasculares, etc. (Schuckit, 1991).

Tabla 5 – Distribución por estado
civil

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El hecho de estar o no en tratamiento no ofreció
ninguna diferencia importante (Alonso, 1997). En relación
a los grupos de recaída y abstinencia se encontró
una diferencia significativa al 0,05 (p = 0,048), en cuanto al
predominio de personas casadas en el grupo abstinente (Alonso,
2007). Esto manifiesta la dificultad existente para contraer
pareja o bien para mantenerla en los que se mantienen
consumiendo. Puede ser también que la no disolución
del vínculo matrimonial en el grupo de abstinencia
sirvió como apoyo social para evitar el
consumo.

En 8 589 entrevistas
realizadas en las 107 mayores ciudades de Brasil, se
encontró la siguiente distribución en la población general: casados 48%, solteros
43%, separados/ divorciados 7,1, y viudos 4,6% (Carlini y cols.
2002), por lo cual nuestro grupo de abstinentes tiene más
cantidad de personas casadas, pero el grupo de recaída
tiene menos que la media encontrada en el
levantamiento.

Resende y cols. (2005) encontraron: 60% casados o
acompañados, 16% solteros y 24% divorciados. Tamién
Simã£o y cols. (1996), Simã£o (1997),
Alonso y Sandoval (1997) encontraron más casados y
acompañados que solteros, separados y divorciados.
Siqueira y cols. (1994), Vasconcelos y Neto (1997), Bandeira y
cols. (1997) encontraron la misma cantidad de solteros que
casados. En cambio, Chain
y Formigoni (1997) en estudio en Sã£o Paulo de 1986
a 97 predominaron los solteros. Fernández (2006) en una
muestra cubana también afirma lo mismo.

Leal y Garcia (2004) hallaron en 289 miembros de AA un
66,8% de casados, 11% de solteros y 20,8% de separados,
resultados que son muy similares a los obtenidos por el o autor
en la muestra de abstinentes, por lo cual existe un
vínculo entre la abstinencia y estar casado.

Por lo visto, no existe en las pesquisas analizadas un
consenso en cuanto al predominio de un estado civil, aunque las
pesquisas del autor en los años 1999 y 2007 en SJDR, son
consistentes en mostrar un predominio de solteros en los grupos
que se encuentran consumiendo.

Tabla 6 – Distribución por
escolaridad

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Nota: El 1er nivel comprende 8 grados hasta la
Secundaria Básica, el 2º corresponde a la enseñanza técnica y
preuniversitaria, y el tercer nivel a la enseñanza
universitaria

En cuanto a la escolaridad, se observa un nivel bajo en
la muestra total, donde el 52,9% tiene cursado solo unos pocos
grados de la enseñanza primaria e inclusive hay sujetos
analfabetos. Esto es consistente en los estudios realizados en
1999 y 2007. Las personas con más nivel presentan cifras
menores de alcoholismo. En los sujetos estudiados no se
presentó ningún caso de retardo mental evidente.
Aparentemente se puede considerar que existe una relación
entre la escolaridad y el consumo de alcohol en Brasil, pero la
realidad es que hay en el país menos personas con una alta
escolaridad.

Alonso (1999) encontró que esto fue bien
crítico en aquellos casos que no recibían
tratamiento. Cuando comparó los grupos de recaída y
abstinencia (Alonso, 2007), encontró una diferencia
significativa al 0,05 en cuanto a esta variable (p = 0,022), lo
que implica que el grupo de recaída presenta una menor
escolaridad que el de abstinencia. En este último no hay
analfabetos y hay una cantidad similar de sujetos con
enseñanza primaria que con enseñanza
media.

En 8 589 entrevistas realizadas en las 107 mayores
ciudades de Brasil se encontró la siguiente
distribución de la escolaridad en la población
general.: analfabetos y 1º incompleto 35%; 1º completo
14,1%; 2º incompleto 12,7%; 2º completo 22,2%; 3º
incompleto 5,2%; y 3º completo 9,5% (Carlini y cols., 2002).
Resulta evidente que las muestras de nuestras investigaciones
tienen una escolaridad muy inferior a la media del
levantamiento.

Resende y cols. (2004) confirman nuestros resultados, ya
que hubo un 60% con una escolaridad correspondiente a la
enseñanza primaria.

Simã£o y cols. (1996) encontraron que
apenas un 9% tenía un nivel de 2º completo o
más, existiendo un 13% de analfabetos. Siqueira y cols.
(1993), Chain y Formigoni (1997), encontraron también un
nivel bajo de escolaridad. Vasconcelos y Neto (1997) afirman que
la mayoría de los alcohólicos tienen un bajo nivel
de instrucción: 13,1% de analfabetos y 50,8% con primer
grado incompleto.

Bandeira y cols. (1997) encontraron un 60% con primer
grado incompleto y una repitencia en la escuela de
57,2%.

Alonso y Sandoval (1997) observaron en una muestra
cubana que un 84% de los sujetos presentaban una escolaridad de
secundaria a superior, o sea, de 1er grado completo a superior.
La tesis de
Fernández (2006) realizada también en Cuba
tenía la siguiente distribución: con nivel
secundario (1º completo) – 32%; con nivel pre-universitario
(2º completo) -60%; y con nivel superior -8%. Ningún
sujeto tenía menos de nueve años de estudio. Por lo
que no se puede establecer a partir de los resultados encontrados
en Brasil y en otros países, que el alcoholismo y la baja
escolaridad están asociados. Compartimos en apariencia, el
criterio de Schuckit (1991) que las tasas más elevadas de
alcoholismo son vistas en sujetos con baja escolaridad. Es
necesario entrar a considerar las condiciones sociales de cada
país.

La presencia de antecedentes familiares de alcoholismo,
la falta de cohesión y comunicación en la familia,
las dificultades económicas y culturales de la misma, han
afectado tempranamente el desarrollo psicológico del
sujeto, lo que posibilita la presentación de problemas de
aprendizaje y
bajo rendimiento, fracaso y abandono
escolar (Díaz y Ferri, 2002).

Otro aspecto a considerar es que los resultados se deban
más a un problema de procedimiento en
la selección
de la muestra que a la propia realidad. Se debe tomar en cuenta
que las personas con más nivel de escolaridad por
pertenecer a la clase media o alta, asisten muy poco a
Alcohólicos Anónimos y no ingresan a sus familiares
en la Clínica APADEQ de la ciudad, ya que por norma de su
clase social, no establecen vínculos estrechos ni
interactúan frecuentemente con personas de menor nivel y
status social,
procurando otras clínicas o tratamiento
psicoterapéutico privado. La resistencia de
pacientes de nivel socioeconómico y cultural alto en
frecuentar las reuniones de AA ha sido señalada por Ramos
y Bertolote (1997).

Tabla 7- Distribución por
ocupación

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En cuanto a la ocupación, existe en la muestra
total una persona
desempleada de cada cuatro. Esto fue menos evidente en el grupo
del 2007, no porque hubiese aumentado el empleo, sino
porque los sujetos abstinentes seleccionados en AA, llevaban 9
años como promedio sin consumir, y se habían
reincorporado más a la vida laboral. Los
demás indicadores se
comportan de manera similar. El índice de desempleo en la
muestra total de alcohólicos puede ser expresión,
tanto del nivel ocupacional del país como de la propia
condición de ser alcohólico, ya que son personas
expulsadas del trabajo por la afectación que ocasionan o
bien no se incorporan al trabajo.

En la primera investigación (Alonso, 1999), el
número de desempleados junto al de los jubilados es alto.
Un 64,3% de las jubilaciones han sido por consecuencias derivadas del
consumo (enfermedades crónicas y accidentes). El desempleo
fue mayor en las personas que no tenían tratamiento
antialcohólico.

En la segunda investigación (Alonso, 2007),
solamente el 10% estaban jubilados por estas causas. El grupo de
recaída fue el que contribuyó con una considerable
cantidad de desempleados, ya que tal situación fue
prácticamente inexistente en el grupo de abstinentes, ya
que el 96% de ellos trabajan o están jubilados.
Estadísticamente esta diferencia entre los grupos se
expresa al nivel de 0,01 de significación
(p=0,001).

Resende y cols. (2004) encontraron en SJDR un 60% sin
ocupación. Bandeira y cols. (1997), constataron en
Barbacena, que el 31,64% de los alcohólicos estaban
desocupados y la mayoría vivía de pensión,
de pequeños trabajos de forma autónoma o estaban
jubilados.

Con relación a los índices de desempleo
encontrados en esas fechas, referidos por Landi (1999), era para
la Grande Sã£o Paulo de 20% y para Minas Gerais, de
19,3%. En el 2005 fue de 9,8% y en el 2006 de 10% para todo
Brasil. Comparando con estas cifras, podemos apreciar que
encontramos en la muestra estudiada un índice bien alto,
sobre todo, en aquellos sujetos que estaban sin tratamiento y en
los sujetos que recayeron.

Con relación al tipo de ocupación, aquella
vinculada a la prestación de servicios a la
población fue la más frecuente (Bandeira y cols.
1997). Alonso y Sandoval (1997) también confirmaron en una
muestra cubana que el 40% eran trabajadores de
servicios.

Tabla 8 – Distribución por Salario
Mínimo (SM)

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En correspondencia a la ocupación se expresa el
salario. En el grupo total de alcohólicos, el 47% tiene un
salario mínimo o menos, lo cual se vincula con el
desempleo existente. Es significativo el hecho de que los sujetos
sin ingreso puedan beber. Consideramos que los sujetos,
aún sin salario fijo, realizan algunos trabajos eventuales
pobremente remunerados, que les posibilita la compra de bebida,
por ser muy bajo el precio de la
misma.

Alonso (1999) destaca que el 35% de lo sujetos que no
recibían ningún salario y el 12% que recibía
un salario mínimo se dio fundamentalmente en sujetos que
no estaban recibiendo tratamiento. Esto evidencia una
catastrófica situación social aunque la
investigación incluyó pocos casos de clase
media.

Los datos encontrados por Alonso (2007) reflejan una
situación similar, ya que el 51% de los alcohólicos
reciben un salario mínimo o menos. En el grupo de
recaída fue más evidente, con el 67% en contraste
con el 18% de abstinentes. Estadísticamente se expresa la
diferencia a un nivel de significación de 0.01 (p=
0,001).

Resende y cols.(2004) afirman la existencia de un
ingreso familiar de hasta 2 SM en el 36% de los sujetos y de 2 a
5 en un 40% en alcohólicos internados en la clínica
de SJDR. Alonso (2007) encontró cifras más bajas de
ingreso salarial en los casos que recayeron y estaban siendo
tratados en esa
clínica. .

Tabla 9 – Presencia de antecedentes familiares de
alcoholismo

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Se aprecia en total y para cada una de las
investigaciones (Alonso, 1999, 2007) la existencia de
antecedentes familiares en tres cuartas partes de la
muestra.

En la investigación más reciente, el 84%
de la muestra total y por grupos (recaída y abstinencia)
tiene antecedentes familiares de alcoholismo.

En 20 alcohólicos estudiados en Aracaju /SE (en
recaída y en abstinencia), el 85% presentaba antecedentes
familiares de alcoholismo. De estos, un 35% tenía a varios
familiares alcohólicos (por encima de 5) y un 50%
tenía algunos casos (Correa y Pardo, 2004), lo cual
coincide con nuestros resultados.

Según Furtado y cols. (2002) y González
(2005) existe una elevada tasa de transmisión familiar.
Los hijos de los alcohólicos presentan un riesgo de cuatro
a cinco veces mayor de convertirse en alcohólicos en la
adultez, comparado con la población normal. Si se
considera que entre el 7 y el 10% de la población presenta
la enfermedad, entonces los hijos tendrán entre 35 y 50%
de posibilidades para desarrollarla . (González,
2005)

Cardim y Azevedo (1995) realizaron un estudio en Rio de
Janeiro, con 110 alcohólicos de ambos sexos, de grupos
etáreos y nivel socio – económicos diversos,
encontrando antecedentes en el 62% de los sujetos.
Fernández (2006) en una muestra cubana de
alcohólicos en recaída encontró un 76% % de
antecedentes familiares de alcoholismo.

Para Díaz y Ferri (2002), Martínez (2009)
los sujetos alcohólicos adultos tuvieron en un por ciento
alto factores de riesgo tempranos como los antecedentes
familiares de alcoholismo y otras patologías, contacto
precoz con el alcohol y otras drogas
(imitación de patrones de consumo y transmisión de
actitudes
favorables para el consumo), falta de cohesión y
comunicación, alto nivel de conflictos
familiares, pautas educativas alteradas, falta de y gran
número de acontecimientos vitales estresantes.

Tabla 10 – Historia familiar de alcoholismo

1999

2007

Total

Padre

46 (46%)

84 (54,1%)

130 (50,1%)

Madre

6 (6%)

12 (7,7%)

18 (7,1%)

Abuelos

21 (21%)

23 (14,8%)

44 (17,2%)

Hermanos

39 (39%)

54 (34,8%)

93 (36,5%)

Tíos

28 (28%)

58 (37,4%)

86 (33,7%)

Primos

37 (37%)

39 (25,1%)

76 (19,8%)

Con relación al tipo de familiar que presenta
alcoholismo, se destaca la figura paterna aproximadamente en el
50% de los sujetos, tanto en la muestra total como en los
diferentes grupos.

A continuación el análisis de otras
variables que solamente fueron analizadas en la
investigación del 2007.

Tabla 11 – Distribución por
existencia de creencias.

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Se observa una alta religiosidad en la muestra total y
en cada uno de los grupos, fundamentalmente en la religión
católica. No existió diferencia entre los grupos (p
= 0,757).

Tabla 12 – Tipo de
creencias

Total (N=141)

Recaída (N=95)

Abstinãªncia
(N=46)

Católica

124 (87,3%)

88 (92,6%)

36 (77,1%)

Evangélica

11 (7,7%)

4 (4,2%)

7 (16,7%)

Espíritista

5 (3,5%)

2 (2,1%)

3 ( 6,2%)

Umbanda

1 (0,7%)

1 (1%)

0 ( 0%)

Al analizar el tipo de creencias, observamos que el
grupo de abstinentes es más heterogéneo, existiendo
más evangélicos y espiritistas.

Dalgalarrondo e cols. (2005) encontraron en una muestra
de jóvenes entre 11 y 17 años, pertenecientes a las
tres clases
sociales, un 78,5% de católicos, 15,2% de
evangélicos y 6,3% de espiritistas, y el siguiente uso de
alcohol o de drogas en el último mes: evangélicos
(13,6%), católicos (27,7%) y espiritistas
(33,7%).

Resulta necesario partir del levantamiento domiciliar
realizado en Brasil (Carlini y cols. 2002), donde se
encontró la siguiente distribución en la
población general: católica 66%, evangélica
/ protestante 20,3%, espiritista 3,9%, otras 1,2%, y no tiene el
8,6%. Jacob y cols. (2003) destacan en un trabajo sobe
filiación religiosa y clases sociales en Brasil, la
existencia de un 74% de católicos, 15,6% de
evangélicos y 1,3% de espiritistas.

Comparando nuestros resultados con la población
del país, podemos afirmar que existe igual número
de personas que no creen, mas contrasta una mayor cantidad de
personas católicas en la muestra, lo cual se puede
explicar por un alto sentimiento católico existente en las
ciudades del interior de Minas Gerais.

Tabla 13 – Convivencia

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En la convivencia de los sujetos alcohólicos, en
general, predomina la categoría vivir acompañado en
el 84,5% de los casos. No existió diferencia entre los
grupos en cuanto a vivir solo o en compañía (p=
0,408). En cuanto al tipo de familiar con el que vive,
encontramos que en el grupo de abstinencia, en comparación
con el de recaída, predomina la convivencia con la
pareja.

En investigación realizada en la Unidad de
Dependencia de Drogas del Centro de Pesquisa en
Psicobiología de la Escuela Paulista de Medicina, la
muestra formada por 103 pacientes, distribuidos en dos grupos:
Grupo no recaída (n = 50) y Grupo recaída (n = 53),
no se presentaron diferencias en cuando a los datos socio –
demográficos.
(www.bireme.br/cgi-bin/wxislind.exe/iah/online).

Resumiendo, según Schuckit (1991) las tasas
más elevadas de alcoholismo son vistas en sujetos con
nivel socio – económico inferior, con menor ingreso y
educación.
No obstante, aclara que el alcoholismo es un problema de todas
las edades, clases sociales, religiones,
sexos y de todos los países. En general, nuestros
resultados coinciden con sus criterios. La comparación
entre los grupos de nuestra investigación permitió
constatar que los sujetos que frecuentan regularmente a
Alcohólicos Anónimos tiene más hombres,
personas casadas, mayor ingreso salarial y menos desempleados que
aquellos que están sin tratamiento o recibiendo asistencia
en las clínicas por haber recaído en el
consumo.

Coincidimos con Rego, Botelho y Velloso (2008) en cuanto
a que algunas variaciones encontradas al comparar las variables,
probablemente se deban a las diferentes metodologías,
instrumentos de evaluación
y sujetos investigados, aunque también pueden reflejar las
especificidades regionales del Brasil, que no permiten
generalizaciones.

Conclusiones

1.- Existe en los alcohólicos un predominio de
las siguientes variables socio-demográficas:
relación hombre / mujer 5,5/1, grupo etáreo 30-50
años, no casados, nivel primario de escolaridad, 23,5% de
desempleo, 50% con un salario mínimo o menos, 80% de
antecedentes familiares de alcoholismo, 12% viviendo solos y un
92% de creyentes.

2.- Las pesquisas realizadas en 1999 y 2007 presentan
resultados similares en las variables socio-demográficas
estudiadas.

3.- La composición socio-demográfica
varía en función
del subgrupo. El subgrupo que consume y no tiene tratamiento
presenta más baja escolaridad, mayor desempleo y menos
salario que el grupo que tiene tratamiento en Clínica o
que asiste a Alcohólicos Anónimos.

4.- Existe una diferencia estadísticamente
significativa en el grupo de recaída en relación al
de abstinencia en cuanto el primero se caracteriza por: mayor
cantidad de mujeres, menor número de casados, menor
escolaridad, mayor desempleo y menor ingreso
económico.

5.- Las diferencias encontradas en las variables
socio-demográficas entre sujetos con y sin tratamiento y
sujetos que recaen y que están abstinentes, indican que,
cuando se caracteriza a una muestra de alcohólicos, es
preciso conocer la fase o momento en que se encuentran las
personas que la integra.

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Autor:

Dr. Armando Alonso
Álvarez

Doctor en Ciencias
Psicológicas

Profesor Titular, Facultad de
Psicología, Universidad de La Habana

Pesquisador Visitante por FAPEMIG. Investigaciones
realizadas en el Laboratorio de
Pesquisa en Salud Mental
(LAPSAM), Departamento de Psicología, Universidad Federal
de Sã£o Joã£o Del Rei (UFSJ)

Cuba

Partes: 1, 2
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